LA
MAESTRA DE MI HIJO
La maestra de mi
hijo puede no tener una vida fácil. La maestra de mi hijo tiene una familia que
sufre, ríe y llora y vive en un país con crisis. Pero la maestra de mi hijo les
recibe todos los días en la fila, haga frío o calor, con una gran sonrisa. Y
les sube a clase, y cierra la puerta y se convierte en magia 100%. Todo lo
demás queda al otro lado de la puerta.
La maestra de mi
hijo siempre tiene un abrazo en el bolsillo.
La maestra de mi
hijo mete la pata. Y la saca 100 veces.
La maestra de mi
hijo sueña, y los niños sueñan con ella.
Y pinta. Y se sale
de los bordes.
Y nos aguanta
aunque a veces los padres nos convirtamos en ogros malvados si las cosas atañen
a nuestros cachorros.
La maestra de mi
hijo propone y seguramente dispone menos de lo que quisiera.
La maestra de mi
hijo enseña y aprende. Y se sienta a escuchar. Y entiende que unos niños de 5
años nos pueden enseñar mucho más de lo que nosotros podríamos enseñarles a
ellos.
Y juega, ríe,
gestiona, inventa, arbitra, canta, inspira, sorprende y otras mil cosas más. Y
quiere a mi hijo y a sus 24 compañeros. Y mi hijo y sus 24 compañeros la
adoran. Y le hace feliz.
La maestra de mi
hijo tendrá 2 meses de vacaciones. Bien merecidas. No le arriendo las
ganancias.
La MAESTRA de mi
hijo se escribe con mayúsculas. GRACIAS.
Si tu hijo también
tiene un/a maestro/a así, comparte.
¡Feliz fin de semana!