SEMANA 3: LA
SUPERACTIVIDAD DEL VERANO: UNA CAJA
… ¡pero qué
caja señores!
Esta
semana, a diferencia de las anteriores en las que nada más levantarse me decían
¡mamá, a currar!, hemos estado menos académicos y más improvisadores.
Bien
es cierto que se han sumado dos desencadenantes: por un lado, una corrección
que hice a Nicolás y que no le cayó muy bien en el momento y, por otro, la
llegada de mi gran amiga Rebeca y sus niños. Ellos fueron los que trajeron ¡LA
CAJA!
Empiezo
por el principio. Espero que os sirva de inspiración.
1.
El
enfado: Comenzamos la semana leyendo de manera conjunta uno de los cuentos de
nuestro cuaderno de verano que trata el tema del enfado. Hasta ahí todo bien.
La segunda actividad consistía en escribir (el mayor, los pequeños dicen y yo
escribo) cuatro cosas que te enfadan y qué puedes hacer para solucionarlo. Como
las actividades están impresas en folio blanco y Nicolás aún hace cada letra de
un tamaño y se tuerce, pensé que sería buena idea hacerle unas líneas de pauta
(como tienen en el cole) para facilitarle el trabajo. Error. ¿Cómo he osado
hacer unas rayas en su cuaderno de verano sin consultar? Creo que pensó que así
tendría que escribir más y más cuidadosamente y le pareció una idea atroz.
Han pasado cuatro días y no
ha vuelto a querer abrir el cuaderno (genial para ilustrar el tema del enfado). En parte por el enfado y en parte
porque llegó… ¡LA CAJA!
2.
Como
digo, mi gran amiga Rebeca y sus niños vinieron a pasar un día con nosotros y
nos trajeron una caja… pero una caja-caja.
Cuando digo una caja-caja es
que en la misma cabían los cinco niños holgadamente. Así que… ¡que comience el
juego!
-
Ronda
de reconocimiento: empezamos investigando la caja y pensando posibilidades. Hemos
comenzado por montarla dedicando un tiempo a observar cómo de algo plano puede
salir semejante caja. Podemos meternos dentro desde arriba, darle la vuelta y
escondernos debajo, parecer una tortuga o una caja mágica que se mueve sola, si
la ponemos de pie parece un ascensor, tumbada es una cueva y hemos hecho
algunas pinturas rupestres, podríamos hacer algún agujero.
-
La
casa: gana por unanimidad hacer una casa con ella así que le hemos dotado de
puerta principal, ventana de ojo de buey, ventana trasera de doble hoja y una
ventana espía en un lateral. ¡Ha sido un fiestón!
-
La
decoración: caja xxl + pintura de dedos = una tarde entretenidísima decorando
la caja.
-
El
nombre: han decidido que se llama Ferris y es un cohete-casa para viajar.
-
Conclusión:
toda la semana entretenidos entrando y saliendo, contando historias, haciendo
de astronautas, de padres y madres, de cavernícolas en la cueva…
Soy
consciente que para esto es necesario tener sitio. Si no se tiene, siempre se
puede hacer la versión mini (el año pasado hicimos un castillo con puente
levadizo y todo que nos entretuvo varios días) con una caja pequeña para los
muñecos. No es lo mismo, lo sé, pero puede funcionar.
3.
Las
pompas: el tiempo que no se ha ocupado con la caja, hemos hecho algunas
actividades como la de las pompas. Con un pompero, les dije que yo iba a hacer
pompas y ellos debían permanecer como estatuas y no explotar ninguna pompa ni
correr detrás de ellas durante 30 segundos. Risillas nerviosas y buen aguante.
La idea era ir aumentando el tiempo para
después trabajar el concepto de autocontrol, la paciencia, etc. No pudo ser. Se
levantó viento y las pompas igual que salían se explotaban.
4.
Las
nubes: como la semana ha sido muy relajada, nos hemos dedicado también a un
clásico, ver formas en las nubes. Les gusta a los tres y participan
efusivamente (a veces demasiado). Se les ocurrió la variante de ver formas en
los árboles y, aunque al principio parecía que funcionaba, se dieron cuenta
rápidamente de que la gracia de las nubes es que se mueven y cambian y los
árboles no (a menos que veas muchos árboles diferentes).
5.
Los
aprendizajes de la semana:
-
Que,
a veces, las cosas no salen como uno planea: utilizamos la actividad del
pompero para trabajar la aceptación de la frustración cuando algo no sale,
haciendo hincapié en buscar otras opciones (gracias a lo que pasó se dieron
cuenta de que, con viento, las pompas salen solas como por arte de magia, sólo
hay que agitar un poco la muñeca). Ese día no pudo ser pero ya tenemos una
actividad para un día que no haya viento.
-
Que
su orden de importancias no es el nuestro (mira que lo repito hasta la saciedad
en el trabajo, pues caí). Para mí unas rayas en el papel no sólo no eran algo
insignificante sino incluso beneficioso. Ha quedado claro que para Nicolás no.
Gracias a la caja hemos tenido una tarea distractora para gestionar el enfado.
Lo retomaremos los próximos días (mira, ya tiene una cosa que le enfada “que
mamá me haga rayas en mi cuaderno”).
De
esta semana me quedo con lo que han disfrutado con la caja, incluido el ver a
mis tres niños con la pintura de dedos
(nunca les gustó pringarse pero deben haber considerado que la ocasión merecía
la pena) y las risas que se han echado con Ferris todos los que por allí han
pasado (los míos, los de Rebeca, algunos amigos más, los primos…) Y tú, ¿con
qué te quedas?
Desde
aquí, gracias a Rebeca (eres genial y lo sabes)y a sus niños Irene y
Raúl por dejarnos en usufructo a Ferris (no fue fácil despedirse de él).