EL TALENTO
OCULTO: LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL VERANO
Los
que nos seguís debéis pensar que habíamos dado por terminado el verano. Nada
más lejos. Nos fuimos al pueblo a disfrutar de las fiestas y olvidamos el
ordenador. El universo es sabio.
Así
que uno en esta entrada las dos últimas semanas y, ahora sí, daremos por
terminado el verano (a falta de forrar libros y probar uniformes).
En
la semana 7 hemos descubierto que nada es lo que parece:
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El
talento oculto de Nicolás: Desde bien pequeño pensé que, siguiendo las inteligencias múltiples de
Gardner, la inteligencia motora no era lo suyo (de la misma manera que no era
lo suyo la musical). Error. No habíamos tocado todos los palos.
Nicolás nunca ha sido un niño
ágil. Sin embargo, siempre ha sido un niño extremadamente prudente (siempre
recuerdo que buscaba los rebajes de los garajes en las aceras en lugar de bajar
el bordillo).
De hecho, no le gusta ningún
deporte más allá de correr al grito de ¡sálvese quien pueda! cuando juega a ser
Invizimal.
Hasta que llegó este verano
y, en un fin de semana, ha aprendido a nadar el solo. Y nada francamente bien.
De hecho todo el que le ve nos pregunta si le hemos llevado a clases.
Esto ha hecho que se haya
interesado por los Juegos Olímpicos de Río. Analiza todas las competiciones de
natación y ha llegado a imitar hasta los gestos de calentamiento que hacen los
nadadores antes de tirarse al agua. Copia las diferentes modalidades, se tira
de cabeza…
Estoy francamente
sorprendida.
Por eso es importante que
demos a nuestros niños oportunidades para que puedan demostrar todo lo que son
capaces de hacer.
Nicolás no era un niño poco
ágil como yo pensaba. Simplemente, estaba en el medio equivocado.
-
Las
camisetas: los pequeños han pintado unas camisetas. Reconozco que les dejé unas
que nos les valdrán el próximo año por si el resultado era una chapuza. Pues me
equivoqué también. No voy a entrar a juzgar si quedaron bien o no. Lo que han
pintado es fruto de su esfuerzo, de su imaginación y de su creatividad. Punto.
Eso ya debe ser valorado. ¿El resultado? Debería darnos igual que sea más o
menos bonito para nuestro gusto. Debemos empezar a darnos cuenta de que su
gusto no tiene por qué ser el nuestro. Y eso es bueno. Así que, si os lanzáis a
crear vuestra propia camiseta, no les guieis más allá de colaborar en la
preparación de las herramientas. Lo demás debe ser expresión artística pura.
Sólo es una camiseta pero igual os sorprendéis.
Y
estos últimos días de verano, estuvimos también en las ferias del pueblo y
aprendimos algunas cosas:
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Los
patos: Seguro que todos conocéis esas casetas de feria en las que hay que
pescar patos y a cambio te dan puntos que puedes, o canjear por un premio o
acumular para conseguir un premio mejor. Pues nos ha venido al pelo para
aprender lo que es la paciencia, el saber esperar para conseguir algo mejor, el
autocontrol y el manejo de la impulsividad. Y ¡lo han hecho de diez! Hemos
pescado patos todos los días, hemos llegado a casa, sumado los puntos, visto
cuántos puntos nos faltaban para conseguir lo que queríamos (cada uno se había marcado su objetivo) y… el
último día recogimos los regalos. Sin embargo, un detalle falló: el premio que
había elegido Nicolás no estaba (otro niño lo ganó antes) y, temiéndome lo
peor, de nuevo nos ha dado una lección. Simplemente dijo: “no pasa nada, tengo
muchos puntos, elegiré otra cosa”.
Creo que el ejemplo de los
patos nos va a servir como anclaje para cualquier situación que nos requiera
paciencia y soluciones ante la adversidad.
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Una
lección de mindfullness: Nicolás se montó en una atracción de esas que son como
un tren que hace un recorrido con subidas y bajadas y cambios de dirección.
Durante el viaje le vi que tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados y al
bajar me dice: “¿Sabes por qué tenía los ojos cerrados? Es que estaba sintiendo
con mi pensamiento mental cuándo iba hacia adelante, cuándo hacia atrás y
cuándo hacia los lados”. ¡Sí señor! Consciencia plena. Seis años tiene la
criatura. Aún estoy perpleja.
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Los
coches de choque: el segundo talento oculto que descubrimos a Nicolás este
verano: conduce increíblemente bien. Lo tendremos en cuenta.
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Y
un concierto: Alineando astros, uno de los conciertos de las ferias fue el de
Maldita Nerea, con nuestro querido amigo
Jorge Ruiz a la cabeza con el que pasamos un día fantástico hablando de
innovación educativa, coaching y desarrollo personal. Gracias desde aquí.
En
definitiva, hemos vivido un verano plagado de aprendizajes y de vida. Espero
que el vuestro haya sido igual. Nos vemos en la vuelta al cole. Gracias por
estar ahí.