martes, 30 de agosto de 2016

EL TALENTO OCULTO: LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL VERANO


EL TALENTO OCULTO: LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL VERANO

Los que nos seguís debéis pensar que habíamos dado por terminado el verano. Nada más lejos. Nos fuimos al pueblo a disfrutar de las fiestas y olvidamos el ordenador. El universo es sabio.

Así que uno en esta entrada las dos últimas semanas y, ahora sí, daremos por terminado el verano (a falta de forrar libros y probar uniformes).

En la semana 7 hemos descubierto que nada es lo que parece:

-          El talento oculto de Nicolás: Desde bien pequeño pensé que,  siguiendo las inteligencias múltiples de Gardner, la inteligencia motora no era lo suyo (de la misma manera que no era lo suyo la musical). Error. No habíamos tocado todos los palos.

Nicolás nunca ha sido un niño ágil. Sin embargo, siempre ha sido un niño extremadamente prudente (siempre recuerdo que buscaba los rebajes de los garajes en las aceras en lugar de bajar el bordillo).

De hecho, no le gusta ningún deporte más allá de correr al grito de ¡sálvese quien pueda! cuando juega a ser Invizimal.

Hasta que llegó este verano y, en un fin de semana, ha aprendido a nadar el solo. Y nada francamente bien. De hecho todo el que le ve nos pregunta si le hemos llevado a clases.

Esto ha hecho que se haya interesado por los Juegos Olímpicos de Río. Analiza todas las competiciones de natación y ha llegado a imitar hasta los gestos de calentamiento que hacen los nadadores antes de tirarse al agua. Copia las diferentes modalidades, se tira de cabeza…

Estoy francamente sorprendida.

Por eso es importante que demos a nuestros niños oportunidades para que puedan demostrar todo lo que son capaces de hacer.

Nicolás no era un niño poco ágil como yo pensaba. Simplemente, estaba en el medio equivocado.

-          Las camisetas: los pequeños han pintado unas camisetas. Reconozco que les dejé unas que nos les valdrán el próximo año por si el resultado era una chapuza. Pues me equivoqué también. No voy a entrar a juzgar si quedaron bien o no. Lo que han pintado es fruto de su esfuerzo, de su imaginación y de su creatividad. Punto. Eso ya debe ser valorado. ¿El resultado? Debería darnos igual que sea más o menos bonito para nuestro gusto. Debemos empezar a darnos cuenta de que su gusto no tiene por qué ser el nuestro. Y eso es bueno. Así que, si os lanzáis a crear vuestra propia camiseta, no les guieis más allá de colaborar en la preparación de las herramientas. Lo demás debe ser expresión artística pura. Sólo es una camiseta pero igual os sorprendéis.

 
Y estos últimos días de verano, estuvimos también en las ferias del pueblo y aprendimos algunas cosas:

-          Los patos: Seguro que todos conocéis esas casetas de feria en las que hay que pescar patos y a cambio te dan puntos que puedes, o canjear por un premio o acumular para conseguir un premio mejor. Pues nos ha venido al pelo para aprender lo que es la paciencia, el saber esperar para conseguir algo mejor, el autocontrol y el manejo de la impulsividad. Y ¡lo han hecho de diez! Hemos pescado patos todos los días, hemos llegado a casa, sumado los puntos, visto cuántos puntos nos faltaban para conseguir lo que queríamos  (cada uno se había marcado su objetivo) y… el último día recogimos los regalos. Sin embargo, un detalle falló: el premio que había elegido Nicolás no estaba (otro niño lo ganó antes) y, temiéndome lo peor, de nuevo nos ha dado una lección. Simplemente dijo: “no pasa nada, tengo muchos puntos, elegiré otra cosa”.

Creo que el ejemplo de los patos nos va a servir como anclaje para cualquier situación que nos requiera paciencia y soluciones ante la adversidad.

-          Una lección de mindfullness: Nicolás se montó en una atracción de esas que son como un tren que hace un recorrido con subidas y bajadas y cambios de dirección. Durante el viaje le vi que tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados y al bajar me dice: “¿Sabes por qué tenía los ojos cerrados? Es que estaba sintiendo con mi pensamiento mental cuándo iba hacia adelante, cuándo hacia atrás y cuándo hacia los lados”. ¡Sí señor! Consciencia plena. Seis años tiene la criatura. Aún estoy perpleja.

-          Los coches de choque: el segundo talento oculto que descubrimos a Nicolás este verano: conduce increíblemente bien. Lo tendremos en cuenta.

-          Y un concierto: Alineando astros, uno de los conciertos de las ferias fue el de Maldita Nerea, con nuestro querido  amigo Jorge Ruiz a la cabeza con el que pasamos un día fantástico hablando de innovación educativa, coaching y desarrollo personal. Gracias desde aquí.

En definitiva, hemos vivido un verano plagado de aprendizajes y de vida. Espero que el vuestro haya sido igual. Nos vemos en la vuelta al cole. Gracias por estar ahí.